Crónica al vuelo sobre el primer día del congreso «Arquitectura: Lo Común», organizado por la Fundación Arquitectura y Sociedad, desde el Auditorio y Palacio de Congresos de Pamplona «Baluarte»
21 de junio de 2012

[Jaume Prat] Acreditaciones, desayuno, buscar un sitio relativamente próximo al escenario, presentaciones y arrancamos. El primer día se ha estructurado en base a tres ponencias y una mesa redonda. Los arquitectos que han mostrado ponencias son muy diversos entre ellos: Lord Foster, Anna Heringer y Solano Benítez. Fernández Galiano habló en primer lugar sobre el tema del congreso. Antes de su intervención, Pilar Martínez, directora de arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, traza el aquí y ahora de la profesión en España: un marco legislativo que sólo contempla el crecimiento periférico de las ciudades en base a la obra nueva (postulando prácticamente un continuo construido, una ciudad-territorio global). Una negligencia global del sector de la rehabilitación, situado 13 puntos por debajo de la media europea, teniendo en cuenta que seis millones de viviendas españolas tienen más de cincuenta años. Un parque de viviendas de alquiler casi un 25% menor que la media europea. Martínez identificó rehabilitación con sostenibilidad: mucho mejor adecuar lo existente que gastar energía construyendo obra nueva, más con un superávit de parque construido difícil de gestionar.

     Martínez postuló un cambio legislativo para adecuar la normativa a las necesidades actuales de la sociedad en un primer tiempo y una adecuación de la profesión en un segundo. Enrique Maya, alcalde de Pamplona, también arquitecto, en su intervención, habló de la fuga de arquitectos al extranjero (especialmente de los jóvenes) como de una catástrofe nacional que, quizá, tenga que ver con este enquistamiento de la profesión en una posición pre-crisis.

     Heringer, Lord Foster, Benítez: sus intervenciones versaron mayoritariamente sobre sus experiencias fuera de Europa, en países emergentes, en entornos pobres, incluso miserables. Hablaron de problemas sociales inéditos en España: economías de subsistencia, entornos tan densos (como Calcuta) donde prácticamente el único espacio público disponible son las vías férreas, permanentemente ocupadas (igualmente) hasta la altura de los ejes de las ruedas de los vagones menos un centímetro. Las arquitecturas que responden a estos problemas se hacen de otro modo. La sociedad las construye físicamente, dando un nuevo sentido a la palabra participación: no se trata de discutir. Se trata de ejecutar. De cambiar, en contra de su tradición cuando ésta ha enquistado las sociedades (en Bangla Desh, la India, Paraguay, China) colapsándolas en modos de hacer convencionales y acríticos que no satisfacen las demandas de un pueblo que no sabe cambiarlas; Anna Heringer, por ejemplo, ha devuelto la profesión a su grado cero: el arquitecto es aquél capaz de conseguir que las casas permanezcan. Adicionalmente es aquél capaz de conseguir que las casas permanezcan mientras éstas se mantengan. Cuando se abandonan, al estar construidas literalmente con los materiales existentes en la parcela, se vuelven a fundir con el terreno.

     En este marco, reflexiones profundas sobre la energía que implica construir un edificio, los materiales a usar, las técnicas constructivas, la energía que emplean, se vuelven estructurales: Peter Buchanan recordó a Lord Foster, en la mesa redonda que cerró la intervención, que no se trata de cuánto pesa su edificio, sino de lo que pesa extraer los materiales de la tierra: del balance coste-beneficio de extraer y fabricar el material necesario para sus edificios. Del cristal o la cerámica (en el fondo, tierra cocida con diferentes técnicas y temperaturas) versus la tierra en bruto: barro mezclado con paja sin empleo de la electricidad. Se imponen reflexiones sobre lo local y lo global, sobre la escala y la tecnología de las intervenciones. Sobre trabajar donde nos hemos formados o a miles de kilómetros de casa.

     Anna Heringer está empezando. Ha construido unos pocos edificios en Bangla Desh, erigiéndose eln arquitecta, contratista, constructora, maestra de obras.

     Lord Foster dirige un estudio que construye mayoritariamente grandes equipamientos literalmente todo el mundo, cada vez a una escala mayor, superando, incluso, la metropolitana. Habló de su obra como de encargos inventados, muchas veces al margen o en contra de los deseos del promotor. De una reflexión global sobre el espacio público que lo lleva a hablar, cuando se refiere a Londres, su ciudad, de aquellas intervenciones donde no ha sido necesario construir un edificio. Foster + Parners arquitecturiza con muchos medios, llegando a desarrollar sistemas de participación para sus proyectos urbanísticos que implican, literalmente, a decenas de miles de personas. No tomando decisiones, sino usando sus respuestas a determinadas preguntas, estudios sobre su comportamiento, sobre los flujos que crean, c
omo material de proyecto. Su obra refleja exactamente todas estas inquietudes, dando la impresión que su discurso queda permanentemente por detrás de sus actos.

     Solano Benítez ha construido obras de escala y naturaleza muy diversa en el Paraguay: sus estructuras de gran luz se contruyen con materiales de derribo, espesores imposibles que llegan a tan sólo cuatro centímetros. Su obra se relaciona con la de Eladio Dieste o Miguel Fisac.

     La pregunta clave del día la formuló un arquitecto joven sentado cerca de mí: ¿Cómo todas estas experiencias pueden ser trasladadas a nuestra sociedad (gente formada, con estudios, descohesionada socialmente, poco acostumbrada a trabajar con las manos, inmersa en una estructura social que hemos seguido acríticamente hasta que nos ha pasado por encima)?

     Anna Heringer y Solano Benítez respondieron: formación. Enseñanza en las universidades, en las escuelas, desde la educación básica hasta la superior. En el diálogo posterior que tuve con estos arquitectos tuvimos oportunidad de ampliar y profundizar en la respuesta, entroncándola, también, con el modo en que los arquitectos nos mostramos.

     Los tres ponentes de ayer mostraban su arquitectura de un modo completamente opuesto al de las revistas tradicionales: obras llenas de gente, trascendidas por ella, legitimadas, ocupadas: dando, incluso, la calidad de los espacios: las publicaciones también han de cambiar junto con el resto, y lo han de hacer para mostrar cómo la profesión (la misma de siempre, enfrentándose a los problemas de siempre, con un grado de interconexión que jamás habíamos conocido) sigue respondiendo a los problemas que plantea la sociedad.

  

País: España
Ciudad: Pamplona
Agentes: Fundación Arquitectura y Sociedad
Agentes: Lord Foster
Agentes: Anna Heringer
Agentes: Peter Buchanan
Agentes: Solano Benítez
Agentes: Luis Fernandez-Galiano
Edificios: El Baluarte
Autoría de la imagen: Jaume Prat