Rogelio Ruiz, posiblemente pensando en personas indecisas o -mejor- motivado en la provocación del puro compartir, trae al caso y temporada una propuesta eternamente nueva…
29 de junio de 2015

[Rogelio Ruiz Fernández, dr. arquitecto, para scalae]

BERLÍN.

Paseos por Berlín, de Franz Hessel, nos muestra los años veinte de la ciudad y comienza con una cita de D´Aurevilly que dice así: “A pesar de que se descubrieran las ruinas de Herculano bajo las cenizas, unos pocos años sepultan las costumbres de una sociedad  más rotundamente que todo el polvo de los volcanes”.

Cada ciudad es Una sólo en el momento en el que el visitante la ve, una distinta en cada viajero y cada viaje. La imagen de Cabaret y el Kit Kat Klub berlinés, es una visión más reducida y divertida (y manida también), agridulce, que muestra ya las nubes negras que se acercan. Para Julio Llamazares, que perdió su pueblo natal bajo las aguas de un pantano, Berlín era esa montaña de escombros que formaba una colina durante años recordando lo que pasó allí.

Porque Berlín no es su arquitectura, que siempre bebe de lo mejor del mundo, sino su historia. La Iglesia reconstruida por Eiermann, destrozada por la guerra con sus volúmenes de vidrio prensado recuerda cada día en el centro (si hay un centro) la desgracia. Los edificios viejos con agujeros de bala en la carga. El museo judío, y las ayudas para que vuelvan a vivir allí. El Kreuzberg, el monte de la cruz, hoy de la media luna de los turcos. El Reichstag como una alfombra hermosa, y ahora moderna, con basura barrida debajo.

Hablo de mis berlines, que quizá no tengan nada que ver con los suyos. Antes, para llegar allí, pasábamos por una autopista rodeada de alambradas y garitas de control, atravesando la Alemania Democrática. Un área de servicio no nos vendía casi nada, a nosotros qué, en vez de comunistas, éramos ya consumistas consumados. Y al final del túnel la ciudad bullía. Una ley trataba de evitar el despoblamiento producido por la sensación de vivir en una isla rodeada del enemigo, haciendo que si vivías dos años allí librabas el servicio militar. Las cuentas te salían bien si estudiabas la carrera en Berlín. Por tanto una población jovencísima y viva (aún hoy el porcentaje de solteros es elevadísimo) hacía que no se distinguieran los lunes de los sábados.

Las personas beben para olvidar, las ciudades viven para olvidar. Hablo de 1984 cuando se celebró el IBA berlinés, una selección internacional de arquitectos que fueron llamados para reconstruir varias áreas. La ciudad está en mi cabeza formada por islas de ciudad que se distancian por mares de verde que son los impresionantes y vastos parques. Tiergarten, el de las fieras. Ya se había hecho algo parecido en el 56, trayendo a los mejores arquitectos para el nuevo barrio del Hansaviertel y era una prueba más de la universalidad del Occidente en este escaparate contra la otra política. Sólo pasar el muro para ir a ver el Altes Museum, que se había quedado en el Berlín Oriental, era una experiencia que pocos podrán olvidar. Volví otras veces, pero ya saben: jamás verá como antes la catedral, quién ya estuvo en ella. Una de las ocasiones fue cuando aquel montón de grúas bailaban sin cesar por un nuevo frenesí edificatorio tras la caída del muro.

No se si Alfred Döblin conocería hoy la Alexanderplatz. También hay otros berlines, para ver la pintura de Caspar D. Friedrich y los románticos, o la, esa sí, eterna e invariable Nefertiti, o el Pergamon, o el de la Bauhaus, los Expresionistas de hormigón, la Galeria Nacional de Pintura o emocionante: la  Nueva Galería Nacional de Mies que para mí siempre expondrá aquellos Giacometti de pasos perdidos, o la Philarmonia de Sharoun donde disfrutar de la música…

Busque cualquier disculpa. Tome un vuelo barato y váyase a Berlín y haga lo que el flanneur Franz Hessel, perderse y ver la gente. Juegue a descubrir quien sigue siendo un “Osi” y quién no lo es ya, porque las personas, como las ciudades, tenemos en cada realidad, sólo un momento, y lo olvidamos pronto.

Rogelio Ruiz, dr. arquitecto, junio de 2015

ILUSTRACIÓN:

Foto: Tanatorio en Berlin. Foto por Rogelio Ruiz 2007 

Autoría de la imagen: Rogelio Ruiz Fernández
Agentes: Rogelio Ruiz Fernández
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