18 de julio de 2013

[English] 
Patxi Mangado: Just don’t ask me to work a computer. Unfortunately, computers have become an objective in themselves. I tell students that it’s not a good thing to work out a project from the PC, I prefer that they think with the pencil first, and then draw things out on the screen.

I try to learn something from everything: from all of the new points of reference as well. But sociology, physics, fluids etc applied to architecture – all of those diffuse inter-disciplinary exercises – make me feel a little uneasy and generate quite a lot of doubt. I cannot quite see the intermediary stages that generate the project through all of this.  These are discussions that are of interest on an intellectual level, like a curiosity, but the feeling I have is that there is too big a jump between the origin and the results and that, therefore, they are just so much added value. I don’t know, they’re like additives, an essential business card in  a world today so dominated by the media.

I believe that there are more sincere debates about serious research. If we were to think about all that a structured revision implies, we would need to revise how people live, how certain types of homes are organised  in terms of functional  new systems or materials, think about how a family might be affected… what  is an airport for example? Or think about the train station you have built in Zaragoza* – what that really means, going beyond just a simple platform and converting it into an urban, public, social ‘mega centre’.

I think that this type of reflection -a consequence of the society, institutions or economy that we serve, of the times that we live in- plays an enormous tangible influence on our work. 

I would say the same thing about materials. Today we have overcome or transgressed the concepts and uses of materials, which we might call traditional. It is obvious that as well as a building function, they also have, in many cases, a kind of media or symbolic function. We are perhaps suffering from too much ‘hot air’, which would imply a loss in consistency in the intensity and density of the answers. Just look at the number of superimposed signatures on buildings –it’s enormous! And the worst effects of this are produced in the schools of architecture. 

It all has a lot to do with the consumer society: the society of the grand spectacle, where the most important thing is appearances, where ideologies and the fundamentals are being gradually replaced by image and price. Logically, architecture is influenced by all of this.

It seems to us to be an innovative attitude, but really it is a very conservative one. Producing one hundred thousand images –any kid can churn that out on Photoshop or 3D studio, but where’s the content? Talking of the concept of style, François Lyotard affirmed that “it is the megapolis’ reply to the anguish felt over the absence of the object”.  Are we living in a society that consists only of style, representation and image? Talking of anguish, where has that object disappeared to? To be honest, I would prefer to discuss research and not speculation. 

(*) Zaragoza AVE Train station, competition design by Carlos Ferrater, Félix Arranz, JM Valero, Elena Mateu architects.

[Español] 
Patxi Mangado: No me pidas manejar un ordenador. Esto de la computadora se ha convertido, desafortunadamente, en un objetivo en sí mismo. Les digo a los estudiantes que no es bueno pensar el proyecto desde la máquina, prefiero que piensen con el lápiz y luego dibujen en la pantalla. 

Procuro aprender de todo, también de los nuevos referentes, sin embargo la sociología, la física, los fluidos aplicados a la arquitectura, todo ese ejercicio interdisciplinar difuso, me produce cierta desazón y muchas dudas. No acabo de ver los pasos intermedios que generan, con todo eso, en el proyecto. Son discursos que interesan intelectualmente, como una curiosidad, pero tengo la sensación de que hay un salto enorme entre origen y resultado y que, por lo tanto, a veces sólo son un valor añadido. No lo sé, parecen aditivos, una tarjeta de presentación obligada en este mundo de dominio mediático.

Pienso que hay discursos más sinceros, que tienen que ver con lo que significa una investigación seria. Pensemos en todo aquello que implica una revisión programática: revisar cómo se vive o cómo se organizan determinadas viviendas en función de nuevos sistemas funcionales o materiales. Pensar cómo va a mutar una familia… qué es un aeropuerto o pensar, por ejemplo, en la estación del AVE que habéis hecho vosotros en Zaragoza*: lo que significa, superar el simple andén y convertirse en un hipercentro urbano, público y social.

Este tipo de reflexiones, consecuencia de la sociedad o de las instituciones o de la economía en la que servimos, del tiempo que nos toca vivir, creo que tienen una influencia real enorme en nuestro trabajo.

Lo mismo diría respecto a los materiales. Hoy hemos superado, transgredido, los conceptos y los usos de los materiales más o menos tradicionales. Está claro que éstos, además de una función constructora, la tienen también, en muchos casos, mediática, representativa. Puede que suframos bastante palabrería, lo que implica una pérdida de consistencia, de intensidad y densidad en las respuestas. Mira la cantidad de caligrafías superpuestas: ¡es brutal¡, y los peores efectos se producen en las escuelas. 

Tiene que ver, mucho, con la sociedad del consumo y del espectáculo, en la que es prioritario el parecer sobre el ser, donde las ideologías y los fundamentos se van sustituyendo por la imagen y el precio. Lógicamente, la arquitectura se ve influenciada por todo ello. 

Se nos presenta como innovación, pero en realidad es una actitud muy conservadora. Hacer cien mil imágenes: cualquier chico las hace rápidamente con el photoshop y el 3D Studio, pero ¿dónde está el objeto, el contenido? François Lyotard, respecto al concepto de estilo, afirmaba que es la respuesta que da la megalópolis a la angustia por la ausencia del objeto. ¿Estamos viviendo una sociedad sólo de estilo, de representación, de imagen? ¿De ausencia, por qué no tenemos el objeto? Sinceramente, prefiero hablar de investigación y no de especulación.