Sobre la arquitectura como personaje en las producciones de Hollywood.
31 de julio de 2013

En 1985 se estrena la comedia Back to the future (Regreso al Futuro), producción de Amblin Entertaiment dirigida por Robert Zemeckis sobre un viaje por error al pasado realizado por Marty McFly (Michael J. Fox) a bordo de un automóvil Delorean DMC-12 trucado (el icono de la película) hasta 1955, año en que sus padres, entonces de su misma edad, han de empezar su relación. Una serie de equívocos e imprudencias lo llevarán a interferir en el noviazgo con consecuencias que pueden ser funestas para su propia existencia. Finalmente, su intervención no tan sólo reforzará los lazos entre sus padres sino que lo llevará a él mismo a un futuro paralelo donde todos los miembros de su familia son mucho más felices. 

La película, un blockbuster sin otra pretensión que entretener, basa su calidad en un guión lleno de equívocos causados por el conflicto generacional y en un diseño de producción a cargo del director de arte Lawrence G. Paull, el mismo que cuatro años antes se había encargado de Blade Runner. Paull, como ya había hecho en Blade Runner, coordina un equipo multidisciplinar de profesionales que, en el recinto de los estudios Universal, construirán ex novo la plaza mayor de la ciudad imaginaria donde sucede la acción, Hill Valley, en sus dos versiones de 1985 y 1955. El envejecimiento de la plaza es un trabajo de una gran delicadeza que resulta totalmente creíble por la atención obsesiva que el equipo presta al más mínimo detalle aparecido en pantalla. La combinación de edificios nuevos y envejecidos para su época, el juego de persistencias y novedades, los invariantes que marcan el carácter de un lugar hacen del decorado un espacio creíble, vivo, coherente, por el que los actores se mueven de un modo natural, de modo que la pieza clave para la verosimilitud del relato desaparece de los ojos del espectador porque éste lo ha aceptado de modo natural. 

Las casas donde viven los protagonistas principales, en cambio, no son decorados. La casa donde vive Doc Brown (Christopher Lloyd), el amigo y maestro de McFly, un científico excéntrico inventor de los viajes en el tiempo es especialmente importante. El personaje, que Lloyd creó combinando fotografías y filmaciones de Albert Einstein con el carácter del director de orquesta Leopold Stokowski, está escrito para que caiga simpático. El equipo diseñó para él una casa imposible producto de combinar el exterior de la casa Gamble (1908) con el interior de la casa Blacker (1907), ambas obra de los arquitectos californianos Greene & Greene. El periodo de construcción de las casas, su estilo y su edad las sitúa fuera de tiempo tanto en 1955 como en 1985. 

La obra doméstica de Greene & Greene se trabaja sobre la idea del cobijo. Éste no se entiende como una reelaboración de la cabaña primitiva ni busca idea de esencialidad alguna, sino más bien la representación de la idea de la vida en familia que se podía tener en la California del sur de principios del siglo XX. Greene & Greene arropan al habitante trabajando con materiales muy cálidos, sin revestir, con un gran sentido de la tactilidad y el empleo de unos elementos constructivos diseñados para representarse a sí mismos exagerando su tamaño: así, las vigas son siempre de bastante más sección de la que se necesita, los voladizos más amplios, los pilares más robustos. Greene & Greene identifican la idea de cobijo con la de seguridad y, simultáneamente, desparraman la casa por la parcela extendiendo sus límites a base de fuerza centrípeta. También por razones funcionales: los dormitorios se doblan en el exterior de la casa creando porches para dormir al aire libre protegidos por los voladizos muchos años antes que Rudolph Schindler hiciese lo mismo en su propia casa. Toda esta desproporción es manejada por los arquitectos con gran habilidad en pro de un diseño armónico de múltiples registros de lectura, que juega con los atavismos de un modo amable para un público receloso de otros tipos de diseño. 

La combinación de dos casas da gran libertad al equipo de producción para, adicionalmente, liberarse del dictado de una estructura prefijada que pudiese interferir en el mensaje directo y claro que los guionistas necesitan en una película tan directa en que la arquitectura se concibe como un personaje activo antes que como el marco de un cuadro. 

Back to the future: escena del baile de 1955 con solo de guitarra de 1985.

País: Estados Unidos
Ciudad: Hollywood
Autoría de la imagen: Amblin Entertainment
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